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Este reportaje se ha redactado y publicado en colaboración con Block Club Chicago. Suscríbete a sus boletines aquí.

Gabriela Aquino Ruiz depende de una aplicación de traducción para aprender, pero algunas de sus maestras hablan tan rápido en inglés que el software no puede seguir el ritmo.

La niña de 12 años, de voz tenue, que sólo habla español, adora leer, pero en su escuela - la escuela Isabelle C. O’Keeffe en el South Side de Chicago - no hay libros en su lengua natal, y tiene dificultades para hacer amigos, ella dijo.

Gabriela extraña su escuela en Venezuela, de donde ella y su familia emigraron en octubre.

“Quiero aprender”, dice en español a través de un traductor. “Me siento frustrada cuando llego a casa.”

Gabriela es una de los casi 9.000 estudiantes migrantes matriculados en las Escuelas Públicas de Chicago hasta el mes de abril. Muchos de estos estudiantes están dejando los refugios y encontrando una vivienda que les proporciona la estabilidad que tanto necesitan.

Su familia se mudó de un refugio en Little Village a un apartamento en South Shore, el barrio donde más familias se han reubicado en Chicago a través de un programa estatal que les ayuda a cubrir la renta, según datos obtenidos por Chalkbeat y Block Club Chicago a través de una solicitud amparada por la Ley de Libertad de Información.

Pero la promesa de la vivienda tiene un precio: Las familias se están mudando a barrios más asequibles que también son algunos de los más segregados de la ciudad. Como resultado, los estudiantes están llegando a escuelas con poco o nada de personal bilingüe o de apoyo, según los datos obtenidos a través de solicitudes de registros públicos y más de 50 entrevistas con familias, profesores y expertos.

Esto ha provocado que algunos alumnos se retrasen aún más en sus estudios, que los conserjes asuman roles de traductores y que los líderes escolares se enfrenten a dificultades para cumplir el requisito estatal de impartir educación bilingüe si la matriculación de alumnos alcanza determinados umbrales.

El aumento de nuevos estudiantes, muchos de los cuales huyeron de la agitación política y económica en países de América Central y del Sur, está exponiendo las grietas en un sistema escolar que durante años ha luchado por cumplir plenamente con las leyes estatales y federales en torno a la educación bilingüe.

Incluso antes de que los autobuses con migrantes comenzaron a llegar en oleadas de Texas en 2022, las escuelas públicas de Chicago no cumplieron plenamente en múltiples auditorías internas y estatales relacionadas con la enseñanza bilingüe, muestran los documentos.

Las escuelas de CPS que ya tenían programas bilingües no han logrado cumplir una serie de requisitos, como proporcionar enseñanza bilingüe en las materias básicas a todos los estudiantes que la necesitan, tener maestros adecuadamente certificados y enseñar a los estudiantes sobre su país de origen y su cultura. Ahora, un número de escuelas adicionales que han matriculado oleadas de estudiantes migrantes necesitan reforzar su personal.

“Nos preocupan mucho los desiertos lingüísticos de la ciudad … donde no hay servicios para los estudiantes que aprenden inglés”, dijo Karime Asaf, jefa de la Oficina de Educación Lingüística y Cultural del distrito, que supervisa la instrucción para los estudiantes que aprenden inglés.

Hasta el mes de marzo, al menos 72 escuelas de kindergarten a 12º grado del distrito tenían vacantes para personal bilingüe o maestros certificados para enseñar inglés como nueva lengua, al menos una cuarta parte de las cuales se encuentran en los 10 vecindarios principales a los que se están mudando las familias solicitantes de asilo.

Los funcionarios del distrito dijeron que la creación de programas bilingües y el cumplimiento de las auditorías requieren encontrar maestros debidamente certificados, lo cual ha sido un reto a nivel nacional. Destacaron esfuerzos más recientes, como el reclutamiento de estudiantes actuales de CPS para convertirse en maestros, pero agregaron que CPS necesita más fondos.

“Siempre hay una necesidad de apoyo adicional y mejoras en el proceso y estamos trabajando para asegurar más fondos de los gobiernos estatales y federales para apoyar a todos nuestros estudiantes”, dijo Sylvia Barragán, portavoz de CPS.

Cuando se le preguntó por qué el distrito y la ciudad siguen con dificultades para proporcionar apoyo a los estudiantes migrantes, el alcalde Brandon Johnson dijo a Chalkbeat y Block Club que las familias solicitantes de asilo se están asentando en “vecindarios en los cuales históricamente no se ha invertido”, lo que ejerce “presión sobre ese sistema que ya está sobrecargado”, refiriéndose a las escuelas de los vecindarios que, en su opinión, carecen de los recursos adecuados.

Como ex maestro de escuela intermedia y ex organizador del Sindicato de Maestros de Chicago, la plataforma educativa de Johnson incluye invertir más dinero en las escuelas de los vecindarios.

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Alumnos de la Escuela Primaria Chárter Erie, en Humboldt Park. (Colin Boyle/Block Club Chicago)

Ante la rápida llegada de estudiantes migrantes en los últimos dos años, CPS abrió un “centro de bienvenida” en la escuela secundaria Roberto Clemente y está trabajando con la ciudad y el personal de los refugios para ayudar a las familias con la matriculación escolar, dijeron los funcionarios. El distrito también está tratando de atraer a más educadores bilingües y está priorizando el apoyo adicional para las escuelas que tradicionalmente no han trabajado con estudiantes que aprenden inglés, dijeron los funcionarios.

Pero los maestros dicen que los esfuerzos del distrito no se han plasmado en más recursos concretos, y los niños migrantes se están quedando sin una instrucción vital. En la escuela primaria Laura S. Ward, en el West Side, que ha incorporado a docenas de estudiantes que aprenden inglés, una maestra de kindergarten y dos conserjes traducen para todo el colegio.

“Los dejaron en nuestra puerta, y se supone que debemos seguir adelante, aceptar a estos niños, educarlos y seguir adelante”, dijo Dewanda Watt, maestra de primer grado en Ward, una de las docenas de escuelas que CPS identificó como carentes de suficiente personal para los estudiantes que aprenden inglés.

“Debería haber habido un plan. No hubo ningún plan por parte de las Escuelas Públicas de Chicago”.

Familias migrantes se reasientan en el South y el West Side

Como muchos migrantes, Gabriela y su familia se marcharon de Venezuela a Chicago en octubre para escapar de la agitación socioeconómica y política del país, dijo la madre de Gabriela, Yennifer Ruiz.

La familia vivió en la Comisaría del Distrito de Englewood durante unos meses antes de mudarse a un refugio de Little Village, un barrio históricamente mexicano. Ruiz matriculó a su hijo e hija en escuelas con un personal hispanohablante: la escuela primaria Eli Whitney y la Academia de Carreras Richards.

Pero cuando la familia se mudó a unas 13 millas al sureste, a un apartamento en South Shore, Ruiz decidió cambiar a su hija a la escuela O’Keeffe, una escuela predominantemente negra y de bajos ingresos que carece de recursos bilingües pero que estaba cerca de su hogar.

Al igual que los Ruiz, una de cada 10 familias solicitantes de asilo ha llegado a South Shore a través de un programa estatal de asentamiento llamado Asylum Seeker Emergency Rental Assistance Program (ASERAP), según datos obtenidos por Block Club y Chalkbeat.

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Gabriela Aquino Ruiz, de 12 años, se prepara para ir a la escuela. Gabriela va a la escuela Isabelle C. O'Keeffe en South Shore, cerca de donde su madre consiguió un apartamento a través de un programa estatal de ayuda para cubrir la renta. (Colin Boyle/Block Club Chicago)

Dirigido por el Illinois Housing Development Authority y el Departamento de Servicios Humanos de Illinois en colaboración con Caridades Católicas, el programa de ayuda para la renta cubre tres meses de renta para las personas que emigran desde la frontera del sur en busca de asilo y que llegaron a los refugios de la ciudad antes del 17 de noviembre de 2023. La estrategia fundamental de la ciudad es conseguir que las familias consigan una vivienda permanente una vez que han dejado los refugios.

Los datos muestran que casi el 60% de las aproximadamente 5.000 familias que utilizan el programa para asentarse en Chicago están encontrando viviendas en comunidades predominantemente negras, de bajos ingresos en el South y West Side, vecindarios históricamente abandonados con escuelas que no tienen muchos estudiantes que aprenden inglés y que a menudo no cuentan con personal certificado para educar a esos estudiantes.

A través del programa estatal, las familias pueden escoger dónde vivir, y “en definitiva, el bajo costo de la renta es lo que determina la decisión”, dijo Daisy Contreras, portavoz del Departamento de Servicios Humanos de Illinois.

Las leyes estatales obligan a las escuelas a poner en marcha programas bilingües — educación en inglés y en la lengua natal del niño — cuando matriculan a 20 o más estudiantes que aprenden inglés que hablan la misma lengua natal. Las escuelas también deben enseñar a los alumnos la historia y la cultura de su país de origen.

Pero a medida que las familias se van de los refugios y encuentran un hogar en vecindarios segregados y relativamente baratos, se encuentran con escuelas segregadas que llevan años sufriendo un descenso del número de alumnos matriculados y recursos poco suficientes, y mucho menos programas bilingües con todo el personal necesario.

Este fue el caso de Nathaly García cuando recientemente se mudó de un refugio en el centro a un apartamento de tres habitaciones en South Shore con la renta cubierta por el programa estatal. Su hijo de 11 años, Santiago, estaba matriculado en la Escuela Internacional Ogden en Gold Coast, y la mudanza implicaba triplicar el tiempo de viaje a la escuela.

Pero García no quería matricular a su hijo en la escuela que estaba cerca del nuevo apartamento porque había escuchado cosas negativas sobre la escuela y creía que las puntuaciones de las pruebas de lectura y matemáticas no eran lo suficientemente altas, ella dijo.

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La inmigrante venezolana Nathaly García prepara huevos en su apartamento de South Shore. Al igual que Ruiz, García consiguió un apartamento a través de un programa estatal. Pero en vez de enviar a sus hijos a las escuelas más cercanas, optó por mantenerlos en las escuelas cercanas a su refugio previo. (Colin Boyle/Block Club Chicago)

Incluso después de que las familias se van de los refugios, sus hijos tienen derecho legal a permanecer en la escuela en la que se matricularon originalmente porque las directrices del distrito clasifican a los estudiantes inmigrantes como personas sin hogar, lo que les proporciona ciertas protecciones federales.

Por consiguiente, García y su hijo toman ahora dos autobuses de hora y media de ida y vuelta para continuar yendo a Ogden. García dijo que nadie les dijo que podían solicitar el servicio del autobús amarillo.

En el caso de Yennifer Ruiz, nadie le explicó que su hija tenía derecho legal a quedarse en Eli Whitney, la escuela a la que iba su hija cuando vivían en el refugio de Little Village, ella dijo. De hecho, cuando Ruiz le mostró al personal de Eli Whitney a dónde se iba a mudar, le dijeron que estaría “demasiado lejos” fuera de los límites de asistencia, ella dijo.

Los funcionarios del distrito dijeron que ayudan a familias a matricularse o transferirse a otras escuelas que no están en su vecindario, pero que pueden tener mejores recursos, como programas bilingües. Asaf dijo que las familias migrantes, como todas las familias de Chicago, pueden elegir dónde enviar a sus hijos a la escuela.

“Son residentes individuales e independientes de la ciudad”, dijo Asaf, y añadió que el distrito se pone en contacto con los directores “en el momento en que oímos llamadas de la escuela pidiendo apoyo”.

El director de O’Keeffe ha solicitado ayuda al distrito, y Gabriela ha comenzado recientemente a aprender inglés a través de un programa extracurricular, dijo Ruiz.

El portavoz del distrito escolar dijo que O’Keeffe recientemente matriculó suficientes estudiantes que aprenden inglés para justificar un programa bilingüe y la escuela ha sido aprobada para contratar a un maestro a medio tiempo para trabajar con esos estudiantes.

No obstante, Yennifer Ruiz está ahorrando para que su familia pueda mudarse del barrio y estar más cerca de una escuela que asista mejor a su hija, ella dijo.

‘Tenemos que construir un programa de cero’

La escuela primaria Ward está en West Humboldt Park, un vecindario con viviendas asequibles y un gran índice de delitos de drogas y armas de fuego. Casi todos los alumnos de la escuela son negros y proceden de familias con bajos ingresos.

Los datos muestran que casi 140 familias se han asentado en la zona de Humboldt Park a través del programa estatal.

Después de años de disminución en las matriculaciones, las cifras de Ward se estabilizaron este año escolar, ya que las familias inmigrantes encontraron apartamentos cerca de la escuela, dijo Watt, la maestra de primer grado de la escuela.

Watt ahora tiene nueve nuevos alumnos de Venezuela y Ecuador. Pero al igual que otros adultos en Ward, ella no habla español. La escuela primaria tiene docenas de estudiantes que aprenden inglés, pero no tiene ni maestros bilingües ni un programa bilingüe, según Watt y los datos preliminares de matriculación.

Es un predicamento “abrumador”, dijo Watt. Antes de este año, Watt, que lleva 25 años ejerciendo como maestra, nunca había dado clase a alumnos que no hablan inglés.

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La escuela primaria Laura S. Ward en West Humboldt Park es una de las docenas de escuelas públicas con vacantes de maestros bilingües y de ESL, según el distrito. (Colin Boyle/Block Club Chicago)

Una auditoría del CPS de Ward en el mes de abril determinó que la escuela, que tenía alrededor de 20 estudiantes que estaban aprendiendo inglés en ese momento, no estaba proporcionando la instrucción requerida a todos los niños que estaban aprendiendo inglés y carecía de suficiente personal certificado, según documentos obtenidos por Chalkbeat y Block Club.

Ward es una de 72 escuelas de kindergarten a 12º grado identificadas por CPS con vacantes de personal certificado para enseñar ESL o clases bilingües según datos del distrito hasta el pasado abril. Eso excluye la Academia Virtual del distrito. Una certificación de ESL no significa que el maestro habla otro idioma — sólo que están certificados para enseñar clases de ESL.

Esas escuelas han visto el número de estudiantes que aprenden inglés aumentar en un promedio de más del 40 por ciento en lo que va del año escolar, según un análisis de Chalkbeat y Block Club de los datos preliminares de matriculación.

A principios de este año, Ward matriculó a suficientes estudiantes que aprenden inglés para justificar un programa bilingüe y ahora está trabajando para establecer uno, según un portavoz del distrito. La escuela fue aprobada en octubre para contratar una posición de maestro de medio tiempo para trabajar con estudiantes que aprenden inglés y puede emplear a una persona de tiempo completo el año entrante ahora que la escuela ha matriculado a más de 50 estudiantes que aprenden inglés, dijo un portavoz de CPS.

En Ward, Watt y otros maestros dependen del personal hispanohablante que no tiene credenciales bilingües — la maestra de kindergarten y dos conserjes — para ayudarles a comunicarse con los estudiantes migrantes y las familias que buscan ayuda con las matrículas escolares.

Desde hace algún tiempo, la maestra de kindergarten tenía que ausentarse de su clase hasta cinco veces al día para traducir, ella dijo. El distrito proporcionó a los maestros dispositivos de traducción, pero los maestros de Ward afirman que no siempre funcionan adecuadamente y que no sustituyen el hecho de hablar el idioma.

La maestra de kindergarten, que no quiso ser identificada porque no estaba autorizada a hablar con la prensa, dijo que está dividida entre sus responsabilidades como maestra y su trabajo no oficial como traductora de la escuela. Watt dijo que algunos de sus alumnos migrantes progresan académicamente, pero otros tienen dificultades para entender sus trabajos de clase y aprender inglés.

“Algunos [maestros] están en escuelas en donde ya está en marcha el programa [bilingüe]; simplemente lo están continuando. A diferencia de nosotros, que tenemos que construir un programa de cero”, dijo la maestra de kindergarten.

Asaf, directora de la Oficina de Educación Lingüística y Cultural del distrito, dijo que CPS ha estado creando puestos de maestros para las escuelas que están matriculando a muchos más estudiantes que aprenden inglés. Reconoció que la ayuda puede no llegar de inmediato, y se necesita tiempo para construir programas bilingües.

“No es siempre fácil y no es siempre inmediato y no siempre es rápido”, dijo Asaf. “Este es un distrito grande, y estamos constantemente pendientes del número de [estudiantes que aprenden inglés] que tenemos”.

Una historia de alumnos bilingües que reprueban

Esta no es la primera vez que Chicago ha estado bajo escrutinio por la manera en que se ocupa de los estudiantes que aprenden inglés.

En 1980, un decreto federal de consentimiento obligó a CPS a elaborar un plan para eliminar la segregación en las escuelas y garantizar que los estudiantes que aprenden inglés recibieran el apoyo necesario. El decreto tuvo que ser modificado dos veces, en parte porque el distrito no proporcionaba suficiente personal y materiales para los estudiantes que aprenden inglés.

Las escuelas son responsables de examinar a sus alumnos para determinar cuáles de ellos están aprendiendo inglés como un nuevo idioma. Esos alumnos tienen derecho por ley a recibir apoyo adicional, como instrucción especializada en inglés.

Además de los requisitos estatales para los programas bilingües, las escuelas con 19 o menos estudiantes que aprenden inglés deben tener un programa conocido como Punto de Instrucción Transicional, que se les enseña a los estudiantes en inglés. No está claro cuántas escuelas de CPS están ahora obligadas a tener programas bilingües, pero aún no los tienen.

Un aula de la escuela primaria Charter Erie, en Humboldt Park. Erie es una de las 43 escuelas con enseñanza bilingüe de la ciudad, lo que significa que proporciona a los estudiantes que aprenden inglés y a los angloparlantes nativos instrucción en español e inglés. (Colin Boyle/Block Club Chicago)

La segregación puede tener mucho que ver a la hora de decidir si las escuelas cuentan con apoyo bilingüe para los alumnos.

Los inmigrantes de Chicago siempre se han establecido en barrios con personas que comparten su origen étnico o su lengua natal, dijo Jim Lewis, especialista senior en investigación del Great Cities Institute de la Universidad de Illinois en Chicago, que ha estudiado la segregación.

Pero algunos de los latinoamericanos recién llegados a Chicago, como los venezolanos, no tienen enclaves, dijo Lewis. Además, muchos vecindarios históricamente latinos se han vuelto inasequibles para familias que no disponen de ingresos estables, lo que puede llevar a los recién llegados de hoy a vecindarios segregados que han sido ignorados durante mucho tiempo.

Para obtener un apartamento según el programa estatal, las familias tienen que encontrar un propietario que participe en el programa o se les asigna uno a través de Caridades Católicas. La única condición es que la renta debe ser asequible, dijo la portavoz de Caridades Católicas Emily Dagostino.

Caridades Católicas no está involucrada en el proceso de matriculación escolar, dijo Dagostino.

Funcionarios del distrito dijeron que CPS trabaja con el Departamento de Familia y Servicios de Apoyo de la ciudad, los refugios y los directores para ayudar a las familias a matricularse en la escuela, y Asaf, jefe de la Oficina de Lenguaje y Educación Cultural del distrito, hizo hincapié en que las familias tienen opciones.

Pero la práctica del distrito de ayudar a las familias a matricularse en la escuela fuera de sus vecindarios no “sigue el propósito” de lo que CPS dice que pretende ofrecer: igualdad de acceso a las escuelas de calidad del vecindario, dijo Jesse Ruiz, ex director general interino de CPS y vicepresidente de la Junta de Educación de Chicago.

Santiago Orozco, 11, sits for an interview at his apartment in South Shore. Santiago attends Ogden International School in the Gold Coast, an hour and a half away from his home. Colin Boyle/Block Club Chicago
Santiago Orozco, 11, asiste a la Escuela Internacional Ogden en Gold Coast, a hora y media del apartamento de su familia en South Shore. Colin Boyle/Block Club Chicago (Colin Boyle/Block Club Chicago)

Jesse Ruiz lideró la auditoría de todos los programas bilingües y de ESL del distrito en el 2015. Ese año escolar, el 71 por ciento de las escuelas auditadas estaban en grave incumplimiento de los requisitos estatales para la educación bilingüe, el Chicago Reporter informó en ese momento.

Los problemas han continuado.

Durante el año escolar 2021 — antes de que los autobuses de Texas comenzaron a llegar — la Junta de Educación del Estado de Illinois puso a CPS en lo que se llama un “plan de acción correctiva” después de que funcionarios determinaron que el distrito estaba incumpliendo con los requisitos de educación bilingüe, dijo Lindsay Record, portavoz de la junta.

En una visita de seguimiento el año pasado, el Estado constató varias mejoras. Pero el distrito seguía sin tener programas bilingües en todas las escuelas que debían tenerlos, ni suficientes maestros acreditados, según los documentos del plan de acción correctiva.

Ruiz, también ex presidente de la Junta Estatal de Educación de Illinois, dijo que entiende por qué las escuelas de bajos recursos no han tenido programas bilingües si históricamente no tenían a estudiantes que aprendían inglés.

“Pero ahora tienen estos estudiantes y eso es lo que dice la ley, que tienes que proporcionar servicios de educación bilingüe a esos estudiantes”, dijo Ruiz. “El distrito va a tener que proporcionar esos recursos”.

‘Ha sido un largo viaje’

María, una migrante venezolana que llegó a Chicago el verano pasado, se mudó de un refugio del centro de la ciudad en febrero a un apartamento en South Shore a través del programa estatal de ayuda para pagar la renta. Block Club y Chalkbeat utilizan un seudónimo para María por motivos de seguridad de su familia.

Tras la mudanza, la familia tuvo dificultades para matricular en la escuela a su hija de 8 años. La primera escuela no contaba con personal bilingüe, y en la segunda los rechazaron por vivir fuera de los límites de la zona de asistencia, cuenta María.

Desesperada por encontrar otra opción, la familia de María buscó ayuda en el Centro de Bienvenida de la escuela secundaria Clemente, donde un empleado los dirigió a la escuela primaria Chárter Erie, una escuela de enseñanza bilingüe en Humboldt Park, a 90 minutos en transporte público de su apartamento de South Shore.

El largo viaje hasta Erie no fue fácil, pero María dice que valió la pena porque su hija aprendía más inglés y “entablaba conversaciones”. Su hija dejó de asistir a Erie hace poco, cuando la familia se mudó a los suburbios.

Muchos de los 49 estudiantes recién llegados de Erie vienen de toda la ciudad, dijo Carlos Pérez, director ejecutivo de la escuela.

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Una clase en la escuela primaria Chárter Erie de Humboldt Park, una escuela que cuenta con casi 50 alumnos recién llegados. (Colin Boyle/Block Club Chicago)

Erie está mejor equipada que otras escuelas para proporcionar formación a los estudiantes hispanohablantes que aprenden inglés. Como una de las 43 escuelas de enseñanza bilingüe de la ciudad, Erie les enseña a estudiantes que aprenden inglés y angloparlantes en español y en inglés. Ocho de los maestros de Erie provienen de países latinoamericanos, dijo Pérez.

“Ha sido un largo viaje que muchos de ellos han recorrido para llegar hasta nosotros. Este era su objetivo: traer a sus hijos a una escuela en Estados Unidos ... hay un peso y una responsabilidad que eso conlleva”, dijo Pérez.

Incluso con esos recursos, los maestros se enfrentan a grandes retos. La mayoría de los estudiantes migrantes llegan a Erie con más de dos grados atrasados, y algunos no han asistido a una institución educativa formal hasta por dos años, dijo Pérez. En el 2022, Erie no cumplía con los requisitos del programa bilingüe y ESL, según la auditoría más reciente de CPS.

Varios directores cuestionaron si las auditorías son eficaces. Pérez dijo que uno de los maestros que ellos consideran efectivo no está certificado para enseñar a los estudiantes que aprenden inglés, una de las razones por las que la escuela no cumple con los requisitos.

“¿Nuestro objetivo es el cumplimiento de las normas, o poner frente a los estudiantes a buenas personas que puedan educarlos?” dijo Pérez. “A menudo, esas no son cosas indistintas”.

CPS dijo que tiene alrededor de 7.500 maestros que están certificados para enseñar clases bilingües, ESL o ambos — una cifra que ha crecido en los últimos años. Muchos de los maestros certificados para enseñar esas clases están en puestos de enseñanza regular, dijo un portavoz.

Funcionarios del distrito dijeron que han tratado de atraer a más maestros bilingües mediante la subvención del costo para obtener endosos bilingües o de ESL y ofreciendo ofertas de trabajo temprano a los maestros que están completando sus requisitos. Pero es difícil cubrir puestos de docencia a mitad de año, dijo Ben Felton, jefe de talento del distrito.

Felton dijo que “simplemente no tenemos el talento” para que cada escuela tenga grandes programas bilingües “porque históricamente no han habido tantos estudiantes bilingües en estas escuelas”.

Un niño prospera, otra está ‘simplemente atascada’

Aunque Yennifer Ruiz cambió a Gabriela de colegio tras mudarse a South Shore, ella optó por mantener a su hijo Gabriel, de 16 años, en la Academia de Carreras Richards, que cuenta con un programa bilingüe.

Después de sólo cinco meses en Chicago, Ruiz dice que ha visto cómo esos recursos bilingües han ayudado a que Gabriel prospere — está aprendiendo inglés rápidamente e incluso se ha unido al equipo de béisbol de la escuela — y cómo la falta de servicios ha hecho que Gabriela se sienta perdida en la escuela.

Gabriela desearía poder volver a Eli Whitney, donde le gustaba poder comunicarse con sus maestros y otros niños, ella dice.

“Me siento muy mal porque el único objetivo de mudarme aquí era conseguir una buena calidad de vida”, dijo Ruiz en español a través de un traductor. “Yo sé que mi hijo está sacando su máximo potencial, pero ella está simplemente atascada”.

Traducido por Flavia Melisa Franco.

Yoha Salmerón Chaparro, pasante en el Centro de Acompañamiento para Inmigrantes y Refugiados de la Universidad de Loyola, y Alex Hernández, periodista de Block Club Chicago, proporcionaron ayuda de interpretación con hispanohablantes en este artículo.

Reema Amin es una periodista que cubre las Escuelas Públicas de Chicago. Puede ponerse en contacto con ella: ramin@chalkbeat.org.

Mina Bloom es una periodista de investigación de Block Club Chicago. Puede ponerse en contacto con Mina: mina@blockclubchi.org.