Éxito y sacrificio: una década de grandes avances en las tasas de graduación de estudiantes hispanos en Colorado

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Cuando Rosa Beltran estaba en high school a finales de los años 1990 en un pequeño poblado en el sur de Colorado, nunca pensó que se graduaría.

“Mis padres estaban muy preocupados por trabajar y poner comida sobre la mesa. Creo que tampoco tuve ese apoyo en la escuela”, Beltran dijo sobre su high school en Center, una comunidad agrícola mayormente hispana en el valle de San Luis.

Beltran dejó de ir a la escuela y se convirtió en madre adolescente. Pero decidió que sus hijos terminarían la escuela.

“Siempre me lo inculcaron; voy a graduarme, voy a ir a la universidad”, dijo Marisa, su hija mayor ahora de 25 años. “Nada de peros.”

Antes del noveno grado, Marisa descubrió que podía tomar clases universitarias como estudiante de high school. La escuela la transportaba en autobús a y desde el campus universitario.

“Era una escuela muy pequeña y alentadora”, dijo.

Marisa Beltran se graduó de Pueblo en 2015, durante una década en la que la tasa de graduación hispana en Colorado aumentó casi 20 puntos porcentuales, el doble de lo que aumentó la tasa entre todos los estudiantes, y más rápido que entre cualquier otro grupo demográfico.

Las tasas de graduación hispana aumentaron radicalmente por múltiples razones, incluidas nuevas estrategias escolares, mejores condiciones económicas y la intensa determinación de las familias. Sin embargo, las tasas de graduación de high school y universitaria entre los hispanos siguen siendo más bajas que las de los estudiantes blancos. Y con la pandemia generando un alto costo en el bienestar de las familias hispanas, muchos se preocupan de que también reduzca gradualmente los recientes avances en educación.

Chalkbeat examinó las tasas de graduación de high school como parte de “Buscando Avances”, un proyecto de Colorado News Collaborative sobre la equidad social, económica y en salud de los coloradenses negros e hispanos. Graduarse de high school es clave para continuar con una educación superior, obtener mejores trabajos y ganar mayores salarios.

Entre 2010 y 2020, las tasas de graduación de high school entre los estudiantes hispanos, quienes ahora constituyen más de un tercio de todos los estudiantes de kindergarten a 12º grado en Colorado, subieron del 55.5 al 75.4 por ciento, un marcado aumento.

“Definitivamente debieron haber subido; había mucha oportunidad para que aumentaran”, dijo Jim Chavez, director ejecutivo de la Latin American Educational Foundation.

Otra señal del progreso alcanzado fue que la tasa de estudiantes hispanos que abandonaron sus estudios se redujo casi por la mitad, al 2.8 por ciento, y la tasa de estudiantes universitarios hispanos que necesitaron clases compensatorias disminuyó.

Pero sigue siendo menos probable que los estudiantes hispanos asistan a la universidad, y dos veces más probable que necesiten clases compensatorias, en comparación con los estudiantes blancos.

Por lo tanto, aun cuando los estudiantes se gradúan de high school, con frecuencia enfrentan una difícil trayectoria, Chavez dijo.

Y la pandemia amenaza una década de avances, ya que las familias hispanas se han visto muy afectadas por la pérdida de trabajo, muerte y enfermedad grave debido a COVID, y por interrupciones en el aprendizaje. La tasa de graduación hispana disminuyó 1.2 por ciento el año pasado, mientras que la tasa entre estudiantes blancos aumentó. Las pérdidas podrían continuar conforme los estudiantes más pequeños, quienes se vieron más afectados durante la pandemia, se abren camino hacia high school.

Para entender los cambios, Chalkbeat habló con más de una docena de educadores, activistas, padres y estudiantes y analizó datos de los distritos escolares para encontrar a aquellos distritos en los que los estudiantes hispanos ahora tienen una tasa de graduación más alta que el promedio estatal para ese grupo. La tasa de graduación hispana disminuyó en solo un distrito grande entre 2010 y 2020, el Distrito 49. Este distrito no le dio una entrevista a Chalkbeat.

Políticas estatales y federales impulsaron las tasas de graduación

Para identificar las causas de estos recientes avances, algunos atribuyen políticas establecidas hace más de una década en Colorado. Cuando el exgobernador Bill Ritter fue elegido en 2006, estableció una meta de reducir la tasa del abandono escolar por la mitad en 10 años. Luego, en 2008, legisladores en Colorado establecieron nuevas metas para la educación pública y en 2009 empezaron a evaluar cada high school en parte según su tasa de graduación.

Eso puso presión en los distritos escolares para que aumentaran sus logros y tasas de graduación, y generó un sistema de organizaciones no lucrativas y consultores para proporcionar ayuda.

Factores sociales también contribuyeron. Por ejemplo, en la década que terminó en 2020, la tasa de embarazos entre adolescentes hispanas de 15 a 19 años en Colorado disminuyó radicalmente, de 66.8 por cada 100,000 adolescentes a 24.4 por cada 100,000, lo cual ayudó a que más adolescentes continuaran sus estudios.

Las familias hispanas obtuvieron avances económicos en la última década que quizás hayan disminuido la presión de trabajar y estudiar al mismo tiempo entre los adolescentes. Los ingresos medios por hogar entre las personas latinas, según datos del Censo, fueron de $57,790 en 2020, un aumento del 26 por ciento cuando se ajusta según la inflación.

Además, un aplazamiento federal contra la amenaza de deportación quizás haya aumentado el valor de la educación entre los estudiantes indocumentados. En diciembre, Colorado tenía 13,720 beneficiarios de lo que se conoce como el programa DACA, según el Migration Policy Institute.

En la familia Beltran, mamá Rosa ha notado que las escuelas de sus hijos son más alentadoras que cuando ella fue a la escuela. Ha visto a sus hijos hablar con reclutadores universitarios y tener múltiples oportunidades para pensar sobre un futuro después de high school.

Sin embargo, su hija Marisa dijo que ella y su hermano necesitaron más ayuda.

“Tuvimos que encontrar [servicios de] tutoría, ayudarnos entre nosotros y pedir ayuda externa”, Beltran dijo. “La encontramos, pero tuvimos que descifrarlo nosotros solos”.

“Siempre me lo inculcaron; voy a graduarme, voy a ir a la universidad”, dijo Marisa Beltran, quien se graduó de la Universidad de Grand Canyon y ahora está estudiando una maestría. (Carl Glenn Payne II for Chalkbeat)

El noveno grado es un año crucial

Steve Dobo, fundador y director ejecutivo de Zero Dropouts, atribuye los avances en las tasas de graduación a la habilidad de las escuelas para analizar minuciosamente los datos, lo cual antes no era una práctica común.

Dijo que las organizaciones no lucrativas ayudaron a los distritos a separar subgrupos de estudiantes con dificultades, según su grupo racial, género, nivel de grado u otros factores, para diseñar soluciones específicas.

“Los distritos con los que trabajamos verdaderamente empezaron a entender que realmente necesitas mejorar en el noveno grado”, Dobo dijo.

Varios distritos se enfocaron en estudiantes que entraban a high school. Después de que el superintendente Rico Munn llegó a Aurora en 2013, encontró que muchos estudiantes de noveno grado no estaban recibiendo horarios completos con clases obligatorias.

“Si empiezas a desviarte del camino en el noveno grado, eso es un problema”, Munn dijo.

El distrito examinó datos para identificar problemas y a los estudiantes que necesitaban ayuda, y luego trabajó para cambiar sistemas y la cultura escolar, Munn dijo. Aurora también abrió un centro de orientación universitaria y vocacional en cada high school. Los más nuevos se inauguraron el otoño pasado.

En 2010, Aurora tenía una tasa de graduación hispana de solo 34.2 por ciento, pero la tasa casi se duplicó, el mayor aumento entre los distritos más grandes de Colorado, a 76.4 por ciento en 2020, antes de bajar un poco el año pasado.

El distrito de las Escuelas Pública de Aurora abrió centros universitarios y vocacionales en cada high school como parte de una estrategia para mejorar la tasa de graduación y los resultados de la educación postsecundaria. (RJ Sangosti / The Denver Post)

Las intervenciones con frecuencia tienen que ver con “enseñarles cómo ser un estudiante de high school”, mantenerse organizados y pedir ayuda a sus maestros, dijo Susannah Halbrook, una intervencionista de noveno grado con Zero Dropouts.

En Greeley, la intervención temprana significa dar seguimiento a los estudiantes de noveno grado para crear planes individuales que los ayuden a evitar el fracaso.

“Hace años, la mayoría de nuestros recursos se invertían en estudiantes que ya tenían tres o cuatro efes en su expediente académico”, dijo Deirdre Pilch, superintendenta de las escuelas de Greeley-Evans en el Distrito 6.

Ahora, dijo, “tan pronto una calificación empieza a bajar a D, intervenimos”.

Ayuda cuando se necesita

Andy Tucker, director de preparación postsecundaria y laboral en el departamento estatal de educación, dijo que ha visto a distritos ser “mucho más intencionados” en el trabajo de equidad, “en incluir a aquellos estudiantes que quizás caigan en esas brechas”.

Greeley, por ejemplo, promueve su programa de verano enfocado en niños hispanos, el subgrupo con menos probabilidad de graduarse.

A Saul Sanchez, de 18 años, lo invitaron a unirse después de que reprobara algunas clases su primer año de high school. Dudaba que terminaría la escuela.

“No me gustaba la escuela para nada”, dijo Sanchez, quien se acaba de graduar de Northridge High School en Greeley. “Odiaba el hecho de tener tarea”.

Consejeros y otras personas intentaban preguntarle cómo andaban las cosas cuando no le iba bien, pero Sanchez no creía que les importara.

Pero el Programa de Recuperación para Estudiantes le abrió los ojos. Recibió ayuda para ponerse al día con sus créditos. Los consejeros dieron seguimiento a su progreso.

“Siempre estaban encima de mí”, dijo. Le preguntaban si se había acordado de entregar sus tareas o estudiar para exámenes. “En ese entonces pensaba que era una molestia que siguieran insistiendo”.

Pero en algún momento durante su experiencia escolar, Sanchez se dio cuenta de que era todo para su beneficio. Y se hizo amigo de los otros estudiantes, quienes se ayudaban entre ellos. Sanchez se convirtió en el estudiante a quienes todos acudían para pedir ayuda con matemáticas. La ayuda mutua rindió frutos. Casi todos los estudiantes de último año en el programa se graduaron.

Preparándose para el futuro

Otro factor quizás sea que más estudiantes están tomando cursos que ofrecen créditos tanto de high school como universitarios. Los cursos pueden ofrecerse en un colegio comunitario o universidad, o en una high school. Los distritos escolares cubren los costos.

Conocido como matriculación simultánea, este programa reemplazó opciones más limitadas en 2009. Datos demuestran que más estudiantes de todos los grupos están tomando cursos de matriculación simultánea, pero es menos probable que los estudiantes hispanos aprovechen el programa en comparación con los estudiantes blancos.

Alexandra Reyes Amaya, quien se graduó de Hinkley High School en Aurora en 2020, dijo que el programa le dio la seguridad de que estaba preparada para la universidad. Pero solo se enteró del programa a través del hermano mayor de una amiga, apenas con suficiente tiempo en su último año de high school. Tomó clases por la noche para incluir más en su horario.

Ahora, ya en la universidad, está en camino a graduarse un año antes.

Pero la universidad solo es una vía hacia el éxito, y los distritos deseosos de mantener a los estudiantes interesados en regresar a la escuela también están ampliando oportunidades para cursar estudios vocacionales y técnicos.

Chavez de la fundación de becas advirtió que los mensajes que dicen que la universidad no es para todos están limitando el progreso de los estudiantes latinos.

“Se han enfocado y escuchado muy desproporcionadamente entre los adolescentes negros y latinos”, Chavez dijo. “Quizás ganen un buen salario, pero los están limitando de una carrera con mayores ingresos potenciales. Realmente los están limitando de un puesto donde tomen decisiones, un puesto de liderazgo”.

Cambiando las definiciones del éxito

El aumento en las tasas de graduación también refleja una reevaluación de cómo las escuelas definen el éxito. Varios distritos escolares han estado considerando nuevamente lo que se necesita para aprobar una clase. Conocidas en conjunto como la calificación basada en estándares, nuevas pautas animan a los maestros a que tomen en cuenta toda evidencia del aprendizaje de un estudiante.

Mark Cousins, un director regional con Zero Dropouts y exdirector de una high school en Greeley, dijo que con frecuencia habla con maestros que no otorgan ningún crédito por tarea que reciben tarde. Cree que dar un crédito parcial disminuye la probabilidad de que el estudiante fracase.

“¿Me estás diciendo que una tarea no vale nada?” Cousins dijo.

Algunos distritos han creado opciones que establecen una meta diferente, a veces menos alta, para que los estudiantes se gradúen. Colorado no requiere que los estudiantes tomen un examen para graduarse, como lo hacen otros estados. En lugar de eso, cada distrito puede establecer sus propios requisitos de graduación.

Para la generación que se graduó en 2022, el estado amplió la meta al requerir que los distritos demuestren que sus estudiantes dominan el inglés y las matemáticas. Como evidencia, los distritos pueden usar múltiples factores, como los resultados del SAT, la aprobación de un curso universitario o un proyecto estudiantil.

Thompson y Pueblo crearon nuevas opciones para que sus estudiantes obtengan su diploma de high school. Desde el año pasado, Thompson ha estado permitiendo que sus estudiantes se gradúen con menos créditos optativos si ya aprobaron los requisitos principales, como inglés, matemáticas y ciencias.

“Igual sabemos que estamos proporcionando un diploma sólido”, dijo Theo Robison, director de estudios secundarios en Thompson.

Los diplomas de Pueblo requieren la misma cantidad de créditos, pero diferentes clases, como un curso técnico de matemáticas, para ciertas carreras profesionales.

“Solo son diferentes vías que llevan al mismo camino”, dijo Charlotte Macaluso, superintendenta del distrito escolar de Pueblo.

Sin embargo, a algunas personas les preocupa que las escuelas estén aprobando a los estudiantes sin educarlos bien, solo para mejorar las tasas de graduación.

“Reducir los estándares es algo que se ha hecho a lo largo del tiempo”, dijo Joe Molina, un defensor latino en el norte de Colorado. Dice que cuando se graduó en 1992, solo podía leer a nivel de tercer grado, y luego aprendió más por sí solo. “¿Realmente estamos proporcionando más oportunidades?”

Un factor que los líderes escolares toman en cuenta para asegurar que sus avances sean reales son las tasas de estudiantes que toman clases compensatorias. En Colorado la tasa de estudiantes universitarios hispanos que necesitaron clases compensatorias disminuyó 16 puntos porcentuales al 43.8 por ciento.

Permitir que los estudiantes visualicen varias posibilidades para su futuro los ayuda a seguir participando y en camino a graduarse, dijo Jordan Bills, una consejera en los centros vocacionales de Aurora. Bills ha llevado a estudiantes para que visiten universidades y los ha conectado con profesionales o con reclutadores militares. También ha ayudado a las familias para que sepan sobre las diversas formas de pagar por la universidad.

“Nuestro trabajo es reducir la brecha de los conocimientos”, Bills dijo. “Tiene que haber un poco de autonomía y opciones, darles más, la autonomía de ser quienes conducen su vida”.

Jordan Bills, la consejera en William Smith High School en Aurora, habla con Eli Garcia, de 17 años, centro, y Jeffrey Forbis, de 18, derecha, mientras los dos estudiantes se preparan para asistir a la Universidad de Colorado el próximo otoño. (RJ Sangosti / The Denver Post)

La pandemia presenta nuevos desafíos

Con vistas al futuro, lo que más les preocupa a los líderes de los distritos son los estudiantes ausentes y desinteresados.

“El principal factor que ahora estamos tratando de entender familia por familia es por qué un estudiante se ausenta continuamente”, dijo Munn, el superintendente de Aurora. “Estamos escuchando más y más que ‘están trabajando’, o que están cuidando a alguien mientras sus parientes trabajan”.

Charlotte Ciancio, superintendenta del distrito escolar de Mapleton, está pensando en ofrecer aprendizaje virtual o híbrido para estudiantes que ya no consideran valioso pasar todo el día sentados en un salón de clases.

“¿Es un día escolar la cantidad adecuada de horas?” Ciancio dijo.

En Pueblo, la superintendenta Macaluso dijo que los estudiantes que estaban viviendo en la pobreza ahora también deben lidiar con el aislamiento, el trauma, el dolor y la pérdida.

“Cuando ya estás enfrentando dificultades, esas cosas tienen un gran impacto”, dijo.

“Todos se han visto afectados, de una u otra forma”, Molina dijo, lo cual afecta la forma como los estudiantes participan en su educación. “Hay mucha gente sin esperanza y solo tratando de vivir en el momento”.

Marisa Beltran se benefició al estudiar en un ambiente escolar más alentador que el de sus padres, pero igual tuvo que buscar oportunidades por sí misma.  (Carl Glenn Payne II for Chalkbeat)

Avanzando

En medio de ese desafío diario, el avance académico continuo en general es difícil de apreciar. Pero es evidente en historias individuales.

Rosa Beltran dijo que está orgullosa de sus tres hijos, incluidos dos que fueron a la universidad.

“Mi mamá fue la que presionó a mi papá para que viniera a los Estados Unidos, ese fue su sacrificio por nosotros”, Beltran dijo. “Yo sacrifiqué mucho al no poder estar tanto con mis hijos porque tuve que trabajar”.

“Ahora es solo este orgullo que llevas contigo. Mis esperanzas para ellos son que tengan una carrera para que puedan mantener a sus familias y no tengan que preocuparse”, dijo. “Que tengan un trabajo estable y [que] tengan seguro. Mis padres siempre se tuvieron que preocupar. Mi esposo y yo siempre nos tuvimos que preocupar”.

Esos sacrificios y esperanzas son el motor que impulsan lo que los estudiantes llaman “ganas”: su fuerza de voluntad.

“Si no fuera por los sacrificios de mis padres, no estaría aquí”, Marisa Beltran dijo. “Por eso me aseguraré de que todo su trabajo no haya sido en vano”.

Yesenia Robles es una reportera de Chalkbeat Colorado dedicada a cubrir temas sobre los distritos K-12 y la educación multilingüe. Comunícate con Yesenia enviándole un mensaje a yrobles@chalkbeat.org.