El viernes la familia de Luis García regresó por primera vez a City Park Esplanade, la carretera asfaltada que pasa por el frente de la Secundaria East High de Denver y se adentra al parque, desde que el adolescente de 16 años murió por un balazo allí en febrero.
Ellos notaron la presencia de policías de Denver en la escuela, una medida de seguridad que no existía cuando Luis fue baleado mientras estaba sentado en su auto, estacionado en la calle City Park Esplanade. Los policías de Denver no regresaron a la secundaria East hasta un mes y medio después, cuando hubo otro tiroteo en el que un estudiante de la escuela disparó e hirió a dos adultos dentro de la escuela.
“Todos los adultos a cargo, que se supone deben hacer que la escuela sea segura, le fallaron a mi hermano”, dijo Jovana García, hermana de 20 años de Luis, en una conferencia de prensa el viernes con el abogado de la familia.
“Ningún tipo de seguridad o protección. Pero eso no es lo peor. Lo peor es que semanas después de morir mi hermano, hubo un incidente y dos adultos resultaron heridos. Heridos, no muertos. Y entonces quisieron cambiar. ¿La vida de Luis no era suficiente?”
La familia le notificó a las Escuelas Públicas de Denver que tiene previsto presentar una demanda por homicidio culposo contra el distrito, dijo el abogado Matthew Barringer. El aviso también nombra a la junta escolar, que votó en 2020 a favor de remover a los policías de las escuelas de Denver.
El asesinato de Luis, un talentoso futbolista cuyo padre lo describía como “la felicidad de nuestro hogar”, sigue sin resolverse y no han arrestado a nadie. La policía ha dicho que todo parece indicar que los disparos que alcanzaron a Luis procedían de otro auto.
El padre de Luis, Santos García, dijo que si la policía hubiera estado dentro de la secundaria East en febrero, con sus autos patrulla estacionados al frente, “creo que quizás mi hijo estaría hoy aquí con nosotros”
Cuando la familia preguntó por qué no había seguridad en la escuela, García dijo que la policía les había dicho que la junta escolar no quería que los oficiales detuvieran o multaran a los estudiantes por cosas como drogas.
“Ellos se ocupan de esos niños, pero ¿quién se ocupa de los nuestros?”, dijo García. “Los estudiantes que van a la escuela, que trabajan, que hacen deporte. Los buenos.
“¿Quién los cuida?”
Al remover a la policía de las escuelas, la junta dijo que su deseo era detener el flujo de estudiantes de la escuela a la cárcel, conocido en inglés como school-to-prison pipeline, porque es algo que afecta desproporcionadamente a los estudiantes de minorías raciales. En las escuelas de Denver, los estudiantes negros tenían más probabilidades que los blancos de ser multados y arrestados.
Después del incidente en el que dos adultos fueron heridos de bala en marzo, la junta escolar suspendió temporalmente la medida de remover a los policías de la escuela. La secundaria East High y otras 12 escuelas tienen oficiales de recurso escolar hasta que termine este año escolar, y se espera que pronto la junta discuta si va a cancelar de manera permanente su decisión de eliminar los policías.
García dijo que a su familia le gustaría que se mantuviera la seguridad adicional.
“No queremos 100 ni 200 policías”, dijo, “pero queremos algún tipo de seguridad para que los estudiantes se sientan protegidos”. No queremos que tengan miedo. Solamente queremos que se sientan seguros”.
La rueda de prensa del viernes fue la última de una serie de eventos semanales organizados por Parents - Safety Advocacy Group, un grupo que se formó después del tiroteo de marzo. También fue la primera vez que muchos familiares de Luis hablaron públicamente de su muerte.
Varios familiares describieron el 13 de febrero, el día en que le dispararon a Luis. El padre de Luis recordó su última conversación con él esa mañana, en la que le dijo a su hijo que tuviera un día estupendo.
Omar Bobadilla, un primo de 17 años, recordó haber hablado con Luis 20 minutos antes de que le dispararan. Era el cumpleaños de Omar y estaban haciendo planes para salir más tarde.
Jovana, la hermana de Luis, recordó cómo el superintendente del DPS Alex Marrero, a quien calificó como “desconocido para nosotros”, fue al hospital y pidió ver a su hermano.
“Se sintió con derecho de preguntar, cuando ni siquiera a sus hermanos se les permitía verlo”, dijo. “Esa fue la última vez que yo personalmente lo vi dar la cara por mi hermano”
El hermano de Luis de 19 años, también llamado Santos García, dijo que nunca quiere que otra familia pase por lo mismo que la suya. “Te sientes perdido”, dijo. “Sientes un hueco. Yo solamente quiero un cambio en quién toma las decisiones y que la gente asuma su responsabilidad”.
Melanie Asmar es reportera senior de Chalkbeat Colorado y cubre temas sobre el Distrito de Escuelas Públicas de Denver. Para comunicarte con Melanie, escríbele a masmar@chalkbeat.org.