Esta historia es un reporte realizado en colaboración con Open Campus.
CAÑON CITY, COLORADO – Una tarde a finales de noviembre, frente al salón de clases lleno de estudiantes, David Carrillo se paró en un pequeño podio y les hizo preguntas a 17 estudiantes sobre terminología macroeconómica.
Durante el curso de dos horas, Carrillo, el profesor adjunto en la Universidad Estatal de Adams (Adams State, por su abreviatura en inglés), mantuvo sus manos en sus bolsillos mientras les enseñaba a los estudiantes con uniformes verdes, algunos de color brillante y otros que el tiempo había desgastado. La sesión fue rápida, solo con tiempo suficiente para que los estudiantes contestaran las preguntas o le hicieran preguntas a él. Una de las lecciones del día: operaciones bancarias.
“Los bancos monitorean todas sus transacciones en su hoja de balance, pero usan un tipo de herramienta contable específica para monitorear todo esto. ¿Cuál es la herramienta contable?” Carrillo preguntó a los estudiantes.
Como sus estudiantes en las Instalaciones Correccionales del Territorio de Colorado, Carrillo, de 49 años de edad, también tiene un uniforme verde. Ocupa un puesto extremadamente inusual en la prisión: es un profesor encarcelado que enseña un programa universitario.
Una nueva iniciativa en Adams State—una de las primeras de su tipo en el país—se enfoca en emplear como profesores a personas encarceladas con títulos universitarios, en lugar de traer educadores de afuera. El programa ofrecido a través de la universidad con sede en Alamosa ofrece a las personas encarceladas con títulos universitarios experiencia y capacitación a la vez que ayuda a abordar la falta de personal que puede afectar negativamente a los programas educativos en prisiones.
Carrillo sabe por experiencia propia el poder de la educación—supuestamente nunca iba a salir de la prisión. Pero en diciembre, el gobernador de Colorado Jared Polis otorgó un perdón a Carrillo por el papel que desempeñó en un asesinato en 1993. Carrillo saldrá en libertad este mes después de 29 años en gran parte debido a su labor estudiando y encontrando una manera productiva de pasar su condena.
Carrillo, cuyo nuevo apodo en la prisión es “Profesor”, quiere que sus estudiantes tengan las mismas oportunidades que los ayudarán a reiniciar sus vidas.
“Poder ayudar a estos hombres para que se den cuenta de que son capaces de hacer mucho más—esa es la recompensa final”, dijo Carrillo, quien obtuvo su maestría a través de Adams State en 2021.
Una idea casi nunca vista en la prisión
El programa de Adams State empezó con una propuesta inusual de Leigh Burrows, directora adjunta de programas para prisiones en el Departamento de Correccionales de Colorado. En 2022, contactó a la universidad y preguntó: ¿Estarían dispuestos a contratar a un profesor encarcelado para que enseñe en su programa de negocios en las Instalaciones Correccionales del Territorio de Colorado?
Al personal de Adams State le encantó la idea, con la condición de que al instructor le pagaran lo mismo que a los otros profesores adjuntos que dan clases en su campus principal en Alamosa. La idea—contratar a un profesor encarcelado para que enseñe a estudiantes encarcelados y pagarle un salario como afuera—casi nunca se ha visto en entornos correccionales.
“Mucha gente pensó que estábamos locos”, Burrows dijo.
La mayoría de las personas en prisiones de Colorado solo ganan 80 centavos al día, así que tardarían 17 años en ganar los $3,600 que Carrillo recibe por una sola clase. Salarios más altos ayudan a las personas encarceladas para que ahorren y cubran necesidades básicas cuando salen en libertad. La pobreza con frecuencia puede impulsar decisiones que causan que regresen a la cárcel.
Un par de otros estados están experimentando con contratar a profesores encarcelados. En Maine, Colby College contrató a un profesor encarcelado para que enseñe un curso de antropología por Zoom sobre el encarcelamiento masivo a estudiantes universitarios que no están encarcelado. Y representantes de otros departamentos estatales de correccionales han expresado interés en el programa de Colorado, Burrows dijo.
Actualmente, seis universidades enseñan cursos en prisiones de Colorado, incluidas tres instituciones públicas que inscriben a un total de 311 estudiantes en programas universitarios. Y los programas universitarios en prisiones están preparándose para crecer en los próximos años, especialmente porque en julio los estudiantes encarcelados empezaron a cumplir requisitos para obtener la Beca Pell—la asistencia federal financiera para estudiantes con bajos ingresos—por primera vez en casi 30 años.
Pero los programas educativos en las prisiones enfrentan una serie de desafíos: las universidades a veces tienen dificultades para contratar profesores calificados, y las instalaciones correccionales cada vez tienen menos personal. Después de varios años de falta continua de personal, alrededor del 13 por ciento de los puestos para agentes correccionales en Colorado están vacantes, según una vocera del departamento de correccionales de Colorado.
La idea de Burrows de usar el talento que existe detrás de las rejas ayuda a mitigar esos problemas. Los profesores encarcelados ya están en el lugar, lo cual elimina la necesidad de que el personal correccional tenga que acompañar a profesores externos. También crea oportunidades que permiten que los estudiantes ya graduados como Carrillo pongan sus conocimientos y habilidades profesionales en práctica—y ganen un salario digno al hacerlo.
Los estudiantes encarcelados también se benefician al tener profesores que entienden sus experiencias.
Clinton Hall, uno de los estudiantes de Carrillo, dijo que la oportunidad de tomar clases de él es mejor que estudiar con otros profesores que nunca han estado encarcelados. Hall y Carrillo viven en el mismo grupo de celdas, y es fácil encontrar al “Profesor” cuando necesita ayuda.
“En cualquier momento que tengo una pregunta o necesito aclarar algo sobre mi trabajo, o solo quiero profundizar un poco más, puedo ir caminando [a verlo]”, Hall dijo.
También le gusta que Carrillo entiende si sus estudiantes enfrentan desafíos específicos por estar encarcelados. Si hay un cierre obligatorio, por ejemplo, Carrillo trabaja con el personal de la prisión para tratar de reprogramar la clase o compartir la tarea con los estudiantes.
Además, se ha comprobado que estudiar adentro de la cárcel reduce la reincidencia. Para 2019, alrededor de un tercio de las personas que salían de prisiones en Colorado regresaban en los tres primeros años.
En el caso de Carrillo, los beneficios de estudiar también desempeñaron un papel clave para que saliera de la prisión. Polis dijo que el camino de Carrillo para obtener su título y trabajar como profesor contribuyeron a su decisión de perdonarlo.
“Es evidente que pusiste una tremenda [cantidad de] trabajo mientras estabas encarcelado para cambiar tu perspectiva y alcanzar tus metas educativas”, Polis escribió en un carta para Carrillo.
La experiencia de Carrillo también destaca la importancia de las oportunidades profesionales para las personas encarceladas, dijo Lauren Hughes, directora del programa para prisiones en Adams State.
“David cuarteó las barreras y continuará trabajando para romperlas todas a fin de que más personas regresen a casa a través de las oportunidades educativas y laborales”, dijo. “Es una persona a la vez, como crear un movimiento lentamente, y conforme vamos expandiendo esto a más personas sé que seguiremos observando este tipo de resultado”.
Burrows dijo que su meta es contratar a dos profesores más para finales de 2024, empezando este verano cuando una mujer encarcelada con un título de abogacía enseñe un curso de leyes empresariales en el programa de licenciatura de Adams State en las Instalaciones de Correccionales para Mujeres de Denver.
Una segunda oportunidad después del aislamiento
En 1994, a los 20 años de edad, Carrillo recibió una condena de cadena perpetua sin oportunidad de salir en libertad condicional por su complicidad en un asesinato. El año anterior, estuvo presente cuando mataron a alguien. Las leyes de Colorado lo consideraron igual de culpable que el otro adolescente, su hermano, quien jaló el gatillo.
“Entré y salí del sistema desde que era niño”, dijo. “Soy generacional a esto”.
Casi una década después, en 2002, Carrillo se encontró aislado en una celda casi del tamaño de un espacio para estacionar un automóvil. Había pasado años involucrado con pandillas en la prisión. Sentado solo, decidió que necesitaba un cambio que tenía que empezar con él mismo.
“Mi perspectiva fue muy angosta por mucho, mucho tiempo”, dijo.
Aunque el Carrillo de 20 años nunca se hubiera imaginado a sí mismo al frente de un salón de clases, la transición de estudiante a profesor no fue difícil. Ya había liderado varios programas de autoayuda, y recibido bastante apoyo, incluidas clases del Colegio Comunitario Red Rocks para obtener su certificado de educación para adultos.
Adams State espera poder emplear a más estudiantes graduados en sus propios programas en el futuro, dijo Hughes, la directora de programas para prisiones. Actualmente, Hughes dijo que alrededor de 100 personas en prisiones del país están trabajando para obtener su maestría a través de Adams State como Carrillo.
El programa con materiales impresos por correspondencia para la maestría de 36 créditos cuesta $350 por crédito, para un total de $12,600, además de los libros. Y, no hay fondos estatales ni federales para ayudar con un título de posgrado, así que los estudiantes tienen que pagarlo directamente.
El otoño pasado, Adams State recibió un subsidio de $150,000 de la Fundación Mellon que se usará para contratar a un coordinador de programas, desarrollar un plan de estudios para la capacitación de profesores encarcelados, y crear un nuevo programa de posgrado en humanidades.
Hughes, quien estuvo encarcelada en el pasado, dijo que pudo asistir gratis a la universidad cuando estaba en la cárcel gracias a un programa de estudios en la prisión respaldado con fondos privados en Nueva Jersey. Muchas personas encarceladas no tienen los recursos ni el apoyo de su familia para financiar sus propios estudios, y ella espera recaudar fondos para ofrecer más apoyo a los estudiantes.
El estado también quiere ayudar a más personas encarceladas para que obtengan su diploma de high school y así puedan tomar cursos universitarios como los que Carrillo enseña. Pero Colorado está enfrentando una falta continua de maestros en sus 19 prisiones estatales alrededor del estado.
En diciembre, había 31 puestos vacantes de 140 puestos para maestros en el estado, Burrows dijo. Algunos de esos maestros se jubilaron, otros renunciaron porque los obligaron a trabajar en puestos de guardia cuando las instalaciones no tenían suficientes agentes correccionales, y las instalaciones han seguido enfrentando desafíos para contratar a personal desde la pandemia.
Por eso Burrows también está trabajando para establecer una ruta que capacite a maestros pares que puedan ayudar a las personas a estudiar para el examen de equivalencia de high school por sí solos y luego cursar estudios universitarios. Como resultado, “varias personas han obtenido su GED que de otra forma no lo hubieran obtenido debido a la duración de su condena”, dijo. Tradicionalmente, mientras más años tenga un persona para completar su condena, más abajo figura en la lista para tomar clases para el GED.
Burrows dijo que recientemente publicó un anuncio en el sistema televisivo del departamento diciendo que estarán buscando a personas que tengan de todo, desde un título asociado hasta una maestría, para que ayuden con servicios de tutoría de pares y enseñen. El anuncio produjo mucho interés.
“Ahora no puedo ir a una instalación sin que alguien se me acerque y me pregunte lo que necesitan hacer”, dijo.
Cuando tus estudiantes son tus compañeros de vivienda
Al principio, Burrows escuchó inquietudes en el departamento de correccionales de que contratar a Carrillo y permitirle supervisar a otros prisioneros podría crear una dinámica de poder que daría lugar a la explotación. Pero eso no ha sido un problema.
“En la casa de celdas, mis amigos siguen bromeando conmigo como siempre”, Carrillo dijo. “Igual me lanzan críticas”.
Carrillo dijo que no le importa que sus estudiantes tengan acceso a él las 24 horas. De hecho, hay un estudiante del cual Carrillo no podría deshacerse aunque quisiera: su compañero de celda Sean Mueller.
Los dos han vivido juntos por más de 13 años. Hasta cuando Mueller enfrentó desafíos con sus propios estudios, observó cómo Carrillo obtuvo su certificado de asistente legal, luego un título asociado, una licenciatura y finalmente una maestría.
Mueller dijo que pensar a corto plazo, el orgullo y la avaricia hicieron que terminara en la cárcel. Ahora, está pensando a largo plazo, en parte gracias a la influencia de Carrillo.
La clase de Carrillo ayudará a que Mueller de un paso más para obtener un título asociado y su libertad. El año pasado, los legisladores en Colorado aprobaron una ley que reduce el tiempo de condena de aquellos prisioneros que cometieron un delito no violento si obtienen un título universitario.
Mueller será uno de los primeros en el estado en poder aprovechar la nueva ley después de obtener su título, dijo.
Mueller probablemente no sea el último. Hall, quien vive en el mismo grupo de celdas que Carrillo, dijo que la clase de Carrillo está “aumentando en popularidad y potencia”.
“Tenemos a hombres que preguntan: ‘¿Cómo te metiste a esta clase?’” Hall dijo.
Antes de que Carrillo recibiera la noticia de su libertad condicional el 31 de enero, dijo que le gustaría mantener su trabajo como profesor en la prisión aunque lo dejaran en libertad.
“No esperaba esto”, dijo. “En su momento estaba guiando a hombres a este lugar. Ahora estoy haciendo todo lo posible por guiar a hombres para que salgan”.
Chalkbeat Colorado se asocia con Open Campus en para cubrir de la educación superior.
Jason Gonzales es un reportero que cubre la educación superior y la legislatura de Colorado. Comunícate con Jason por correo electrónico a jgonzales@chalkbeat.org.
Charlotte West es una reportera que cubre el futuro de la educación postsecundaria en prisiones para Open Campus. Comunícate con Charlotte por correo electrónico a charlotte@opencampusmedia.org y suscríbete a su boletín de noticias, College Inside.
Traducido por Alejandra X. Castañeda