Brayden, Sabrina, y Rachel rasparon las pieles chamuscadas de los chiles poblanos, exprimieron las semillas y dejaron caer la carne resbaladiza del chile en un tazón de acero inoxidable.
“¡Chicos! ¿Por qué estamos dejando tantas semillas allí”? dijo Sabrina, de 16 años, entre risas y con algo de exasperación.
“Dios mío, siguen apareciendo”, dijo Brayden, también de 16 años. “Las limpio y aparecen ocho más”.
Eran casi las 9 a.m. de un martes, y los tres trabajaban con sus compañeros para preparar pozole en su primera clase del día en la escuela STEAD, una escuela charter en Commerce City, al noreste de Denver. En poco más de dos horas, la fragante sopa mexicana de maíz, pollo, chiles y tomates sería la estrella de la línea de almuerzo de su preparatoria. Uvas, rodajas de naranja y una barra de ensaladas eran los actores secundarios.
La sesión de preparación durante las mañanas ocurre cuatro días a la semana en STEAD, una escuela enfocada en agricultura y ciencias, donde quizás escuches el canto de un gallo en tu camino hacia la entrada principal. Los estudiantes de dos clases de “equipo de alimentos” ayudan a preparar comidas caseras para más de 200 estudiantes y maestros todos los días, excepto los miércoles, que es medio día. Bajo la dirección de Dain Holland, el encargado de la granja y los alimentos de la escuela, preparan platos como boloñesa de bisonte, pollo al sésamo con naranja, hamburguesas y sándwiches vietnamitas de bánh mì, todos los cuales cumplen con las directrices federales de nutrición escolar.
STEAD, que matricula a más de 400 estudiantes, no es la única escuela en Colorado con un programa de almuerzos impulsado por los estudiantes. Compass Montessori, una escuela charter en el condado de Jefferson donde algunos miembros del personal de STEAD trabajaron anteriormente, ha tenido un sistema similar desde hace tiempo.
En STEAD, la iniciativa de almuerzo surgió en parte por necesidad. Cuando la escuela abrió en el 2021, un distrito vecino proporcionaba los almuerzos —”algo así como tu comida estándar de recalentar y servir”, dijo Holland. Pero después de dos años, el distrito decidió terminar su contrato con STEAD.
Fue entonces cuando Holland, quien trabajó anteriormente como chef en restaurantes como el exclusivo Barolo Grill de Denver y dirigió un programa de servicios de alimentos en una universidad de California, decidió lanzar una operación de almuerzo dirigida por los estudiantes.
“Hay un montón de niños aquí que muestran interés en la cocina”, dijo. “Tenemos estas hermosas y nuevas cocinas, así que bien podrían ser utilizadas”.
Holland dijo que la mayoría de los estudiantes toman una clase introductoria de cocina antes de inscribirse en la clase conocida en ingles como “food crew”, aunque hace excepciones si los estudiantes tienen experiencia en la cocina en casa o en un trabajo. “Food crew” enfatiza las precauciones de seguridad alimentaria, incluyendo mantener los platos a la temperatura adecuada y evitar la contaminación cruzada.
El día del almuerzo de pozole, alrededor de una docena de estudiantes trabajaron en estaciones alrededor de la cocina, picando verduras para la sopa o para la barra de ensaladas de la escuela. Hunter, un estudiante de último año que es asistente de enseñanza para la clase, asó los chiles poblanos en una estufa a gas de seis quemadores y ayudó a preparar el pollo crudo para hornearlo. Holland, que llevaba un delantal marrón con marcadores y un bolígrafo sujetados al bolsillo, ofreció asistencia y consejos de cocina mientras se movía por la cocina.
“Todo lo que se hace en una cocina comercial normal, ellos lo están haciendo aquí”, dijo. “Se trata casi como un trabajo, como un turno en un restaurante. Tengo una gran lista de preparativos todos los días”.
Riley, un estudiante de 17 años que picaba cuidadosamente una cebolla amarilla, dijo que se enamoró de la cocina porque siempre hay alguien en la cocina en su casa, generalmente su papá o su abuela. Ya ha sido admitido en el programa de artes culinarias de la Universidad Colorado Mesa en Grand Junction para el próximo año.
“El sueño es ser un chef personal”, dijo.
No todos los estudiantes del “food crew” desean una carrera en la cocina. Algunos simplemente disfrutan de la naturaleza práctica y relajada de la clase o cocinan como pasatiempo.
Admire, un estudiante de tercer año que a menudo prepara sopas y platos de pollo con su madre, dijo que está considerando una carrera en música o arquitectura. Pero disfruta de la clase de preparación de alimentos porque cocinar para toda la escuela implica un nivel diferente de responsabilidad, comentó.
Brayden, un estudiante de tercer año que trabajó con Sabrina y Rachel quitando las semillas de los pimientos, dijo que la cocina es su opción de carrera número tres, por si no le resulta el juego profesional de billar o el negocio de bienes raíces.
Como varios otros estudiantes en la clase, dijo que la pizza es su almuerzo favorito para preparar. Hizo una broma sobre la superioridad de su clase en ese aspecto.
“En la otra clase, hacen la masa muy delgada y como que no hay salsa ni nada, y nosotros, la hacemos bien gruesa, con queso, salsa, todo”, dijo. “Así que, somos la clase preferida para los días de pizza”.
Traducción por Jackie Ramirez
Ann Schimke es reportera senior de Chalkbeat y cubre temas relacionados con la niñez temprana y la alfabetización temprana. Para comunicarte con Ann, envíale un email a aschimke@chalkbeat.org.
La traducción de este articulo se publico primero en La Ciudad, un boletín digital bilingüe de Colorado Community Media. Regístrate para recibirlo en coloradocommunitymedia.com/newsletters.