Este artículo se publicó originalmente en inglés el 18 de marzo en City Limits, una publicación independiente de investigación. Traducido por Daniel Parra. Read the English version here.
El joven de Mauritania de 20 años llegó a la ciudad hace cuatro meses con el sueño de graduarse de secundaria en los Estados Unidos.
“Quiero mejorar mi vida. Todavía soy un bebé, y debería ir a la escuela para tener más experiencia, para tener más conocimientos”, dijo en un inglés fluido —-aprendido rápidamente en interacciones diarias y que se suma a la multitud de idiomas que ya habla— el joven, quien prefirió no ser identificado por su nombre por experiencias pasadas con otros medios de comunicación. “No quiero perder el tiempo”.
En sólo cuatro meses, ha pasado de un albergue a otro: viviendo primero en Manhattan, luego en Brooklyn y ahora en el Bronx, después de que la ciudad instituyera el año pasado un límite de 30 días de estadía en refugios para los inmigrantes en la ciudad, y que fue ampliado la semana pasada a 60 días para los adultos menores de 23 años como parte del acuerdo sobre el “derecho a refugio” de la ciudad.
Más de 852 jóvenes inmigrantes solteros entre 17 y 20 años estaban en el sistema de albergues de la ciudad al 3 de marzo, según la alcaldía. Decenas de ellos han pedido al personal de los refugios que quieren terminar el bachillerato, pero no se les ha matriculado, a pesar de que tienen derecho a ello en virtud de la legislación federal, según varias organizaciones comunitarias que intentan ayudarles.
Ocho organizaciones locales que prestan servicios a inmigrantes y/o jóvenes describieron retrasos y dificultades para matricular a jóvenes inmigrantes recientemente. La organización con mayor número de casos es Safe Horizon y su Streetwork Project, un centro de acogida para jóvenes sin hogar que atiende a un número creciente de solicitantes de asilo desde el año pasado, afirma haber remitido unos 60 casos de inmigrantes directamente a las Escuelas Públicas de la ciudad de Nueva York (NYCPS por sus siglas en inglés) desde enero.
Pero hasta ahora sólo se han inscrito seis, lamentó Sebastien Vante, vicepresidente asociado del Proyecto Streetwork de Safe Horizon en Harlem.
Otras organizaciones —como Afrikana, un centro comunitario de East Harlem que atiende a jóvenes inmigrantes; Artists Athletes Activists, que recibe a los solicitantes de asilo a su llegada y los pone en contacto con servicios de apoyo; la Coalition for Homeless Youth; The Door, que ofrece asistencia jurídica, asesoramiento y diversos servicios de apoyo a los jóvenes; y el New York Legal Assistance Group— dijeron a City Limits que los jóvenes a los que atienden han tenido dificultades para matricularse en la escuela.
Según estos grupos, a algunos de los jóvenes se les ha dicho que no hay cupos en los colegios, a otros se les ha puesto en listas de espera y otros afirman que sólo se les ha dado la opción de presentar el examen General de Desarrollo Educativo (GED por sus siglas en inglés) de equivalencia de bachillerato.
Cuando se le preguntó acerca de estas quejas a NYCPS, un portavoz dijo que el departamento de educación “no rastrea los casos referidos de inscripción y no se pide a los estudiantes que revelen cómo recibieron la información sobre el proceso de inscripción”.
“La matriculación no funciona en base a referidos”, añadió el portavoz en un correo electrónico.
El departamento dijo que está trabajando para asegurar que los estudiantes mayores que quieran asistir a clases tengan opciones académicas que incluyan escuelas secundarias tradicionales, escuelas de transferencia —que sirven a los estudiantes que están atrasados en créditos o necesitan formas alternativas de educación—, así como programas de GED para adultos.
“Desde el inicio del Proyecto Open Arms, hemos dejado claro que no podemos hacer este trabajo solos”, dijo el portavoz, refiriéndose a la iniciativa de la ciudad para ofrecer apoyo educativo a los nuevos inmigrantes y solicitantes de asilo.
Pero afirmar ahora que la inscripción no funciona con referidos, dijeron los defensores, ha creado confusión, apartándose de la forma en que la ciudad ha inscrito históricamente a los jóvenes sin hogar remitidos por las organizaciones de servicios sociales.
“Los proveedores siempre han utilizado ciertos procesos a través de las relaciones con los estudiantes en los enlaces de vivienda temporal”, refutó Jamie Powlovich, directora ejecutiva de la Coalition for Homeless Youth. “Si ese proceso ya no es algo que apoye NYCPS, no se lo han dicho a nadie”.
Según la Ley McKinney-Vento, una ley federal que protege los derechos educativos de los niños y jóvenes sin hogar, estos jóvenes adultos deben ser matriculados en la escuela inmediatamente, incluso en ausencia de documentación como prueba de residencia, vacunas, expedientes escolares u otros documentos normalmente exigidos.
La Ley de Educación del Estado de Nueva York estipula que las personas entre 5 y 21 años que no hayan recibido un diploma de secundaria tienen “derecho a asistir a las escuelas públicas en el distrito en el que resida dicha persona sin el pago de matrícula”.
Además, la directriz del Departamento de Educación del estado señala que “los distritos no pueden obligar a estas personas a renunciar a un programa de escuela secundaria a tiempo completo para seguir esta opción alternativa [examen del GED], o de otra manera dirigir a estas personas hacia esta opción alternativa”.
“Siento que casi todos mis clientes en esa situación específica —de 17 a 20, tratando de entrar en la escuela secundaria— casi siempre son empujados hacia el programa de GED”, dijo Salina Guzmán, defensora de los jóvenes inmigrantes en The Door. “Creo que muy a menudo, hay muchas barreras que nuestros clientes enfrentan cuando intentan ingresar a la escuela secundaria”.
Desde julio de 2022, alrededor de 36,000 estudiantes en viviendas temporales se han inscrito en escuelas de la ciudad, según NYCPS, aunque el departamento no detalló cuántos tenían entre 17 y 21 años.
Para matricularse, dijo el departamento, los futuros estudiantes deben pasar por Centros de Acogida para Familias (Family Welcome Centers), con sedes en cada uno de los cinco condados para gestionar las inscripciones y admisiones durante todo el año.
Pero los defensores dicen que muchos jóvenes inmigrantes han aprendido por las malas que necesitaban una cita en estos lugares antes de presentarse.
“No parece un gran problema”, dice Rita Rodríguez-Engberg, directora del Proyecto de Derechos de los Estudiantes Inmigrantes de Advocates for Children of New York. “Pero si eres nuevo en el país, y ya estás confundido y tratando que un montón de piezas encajen, y haces el viaje al Centro de Bienvenida Familiar, y te dicen que no puedes estar allí, que tienes que volver, eso podría ser una razón por sí sola por la que una familia decida simplemente dejar de intentarlo”.
Un portavoz de NYCPS negó que los Centros de Acogida para Familias requieran cita previa, afirmando que es recomendable, pero que también se aceptan visitas sin cita previa. Los Centros pueden referir a los estudiantes interesados a escuelas de transferencia, pero para otros programas de graduación, como los programas de educación para adultos, los interesados deben visitar un referral center (centro de referencia) en su lugar, dijo el portavoz.
Sin embargo, los inmigrantes que tienen cita en estos Centros de Acogida para Familias a veces les dicen que no hay cupo o que tienen que inscribirse en una lista de espera, dicen los defensores.
En un correo electrónico, un portavoz de NYCPS reconoció la presencia de listas de espera en algunos de Centros de Acogida para Familias: uno en el centro de Brooklyn, por ejemplo, tenía menos de 20 estudiantes esperando en el momento de la publicación, pero dijo que los nombres se eliminaban de la lista diariamente gracias a las admisiones continuas, y que los futuros estudiantes tenían la opción de ir a otros centros.
Sin embargo, los defensores de los estudiantes afirman que lo que debería ser un proceso relativamente sencillo tarda ahora varias semanas o un poco más de un mes, dependiendo de diversas circunstancias: cupos disponibles, tipo de secundaria (escuelas de transferencia, escuela internacional, etc.), necesidades del estudiante y la época del año.
“El mayor problema: no hay cupos en las escuelas alternativas de GED o bachillerato”, explicó Chia Chia Wang, directora en Nueva York de Church World Service (CWS por sus siglas en inglés), una organización que trabaja con menores no acompañados que han venido a reunirse con sus familiares, que ha estado ayudando a muchos jóvenes de 17 años o más a matricularse.
Un gestor de casos del CWS explicó que un migrante que cumplirá 18 años en abril y vive en un refugio de menores sin tutor, tardó un mes en ser matriculado tras visitar el Centro de Acogida para Familias y ser incluido en una lista de espera. “A pesar de contactar a escuelas, seguía en lista de espera”, dijo en un correo electrónico.
“Su ausencia de un entorno educativo”, añadió el gestor de casos, “estaba empezando a repercutir en el bienestar mental, ya que el joven expresó sentirse decaído al observar a sus amigos asistir a la escuela mientras él permanecía en el refugio”.
Para matricular a los inmigrantes, los defensores han concertado citas, han visitado el Centro de Acogida para Familias y han llamado directamente a un montón de escuelas. “Y así es como, ya sabes, conseguimos que los estudiantes vayan a la escuela”, describió Rodríguez-Engberg.
Pero de acuerdo con la ley, y reiterado tanto por el Departamento de Educación de EE.UU. y el Departamento de Educación del estado de Nueva York, la inscripción debe ser inmediata. Un portavoz del Departamento de Educación de EE.UU. dijo que cualquier persona que cumpla los requisitos de elegibilidad y que sea identificada como persona sin hogar por un enlace local que atiende a los estudiantes en viviendas temporales y a sus familias en las escuelas, debe poder asistir a clases de inmediato.
Un portavoz del Departamento de Educación del estado de Nueva York (NYSED por sus siglas en inglés) dijo que NYCPS no ha informado de ninguna dificultad, retraso o problema para matricular estudiantes inmigrantes en este grupo de edad, ni sobre matricularlos con prontitud, como exige la Ley McKinney-Vento. El NYSED proporcionaría asistencia técnica directa para garantizar el cumplimiento, añadió el portavoz.
Como beneficiario de los fondos McKinney-Vento, el NYCPS ha presentado propuestas e informes anuales que garantizan el cumplimiento de la ley, explicó el NYSED.
La Oficina de la Fiscal General del estado de Nueva York anima a las personas a las que se haya negado la inscripción a ponerse en contacto con su oficina o a presentar una queja a la oficina de derechos civiles.
Envejecer fuera de las aulas
Estar cerca a cumplir 18 años complica la inscripción, explican varios defensores. Cumplir 18 años a menudo lo hace aún más difícil.
“Tuve dificultades para matricular a un cliente que tenía 17 años y medio”, dijo por correo electrónico un gestor de casos de CWS. “A la familia le dijeron que pronto iba a cumplir 18 años y que debía ir a un programa de GED en lugar de matricularlo en el instituto”.
Los dos jóvenes, uno de 20 años y el otro de 18, con los que City Limits habló durante una visita al centro de acogida de Safe Horizons en Harlem dijeron que ambos habían pedido al personal de los refugios que los matricularan en la escuela, sin éxito. Tampoco los remitieron a un Centro de Acogida para Familias.
El joven de Mauritania dijo que no insistió en la solicitud porque, según las normas anteriores de la ciudad sobre el límite de estadía de 30 días para inmigrantes adultos, sería demasiado difícil centrarse plenamente en sus estudios sin un lugar estable donde vivir.
“Cuando termine el mes, debo esperar dos semanas —tres, o una semana, lo que sea— para conseguir un refugio. No puedo dormir en una iglesia, o dormir en una mezquita, y luego levantarme por la mañana e ir a la escuela y volver cansado”, dijo.
Las organizaciones de base comunitaria dijeron a City Limits que este grupo de edad fácilmente queda fuera del sistema de albergues de la ciudad y tiende a ser percibido como adultos, no como adultos jóvenes o jóvenes no acompañados.
“Para los jóvenes migrantes recién llegados de ese grupo de edad —de 17 a 20 años— es raro que alguien los identifique como estudiantes [en edad escolar], como jóvenes que necesitan estar en la escuela”, dijo Rodríguez-Engberg. “Se les mira como adultos, o se les pasa por alto, sin más”.
Muchos jóvenes ingresan en centros de acogida para adultos, donde es más difícil acceder a los programas diseñados para ayudarles.
Los jóvenes menores de 24 años pueden ir a los albergues especializados para jóvenes fugados y sin hogar del Departamento de Juventud y Desarrollo Comunitario de la ciudad, pero con sólo 813 camas, hace tiempo que están casi o al límite de su capacidad. Además de ayuda para matricularse en la escuela, estos albergues ofrecen servicios de salud mental, acceso a asistencia jurídica, formación laboral y otros servicios.
Tras dos años de llegada de nuevos inmigrantes de todo el mundo, las organizaciones afirman que es difícil conocer la magnitud del problema: cuántos jóvenes que podrían estar matriculados no están escolarizados ahora mismo y cómo podrían haber cambiado sus vidas con acceso.
“Un problema mayor es el hecho de que ni siquiera sabemos realmente cuál es la necesidad real”, dijo Rodríguez-Engberg. “Cuántos hay en realidad, que simplemente se dieron por vencidos y están trabajando o tratando de hacer otra cosa, porque no tenían idea de que podían estar en la escuela”.
En 2020, el Migration Policy Institute estimó que 3.800 inmigrantes entre 16 y 21 años recién llegados a la ciudad de Nueva York no estaban matriculados en las escuelas de la ciudad ni tenían un diploma.
Si bien el NYCPS amplió los programas para los nuevos inmigrantes matriculados en las escuelas secundarias de transferencia de la ciudad en 2022, el mismo año en que más inmigrantes comenzaron a llegar a la ciudad, los defensores dicen que no es suficiente por la demanda que hay.
Los problemas de matriculación han afectado tanto a los adultos jóvenes que viven solos en la ciudad como a los que viven con sus familias. “El problema que existe con la falta de opciones y los Centros de Acogida para Familias que remiten a los estudiantes a los programas de GED, sucede independientemente de si el estudiante está aquí solo o está aquí con su familia”, explicó Rodríguez-Engberg.
Los más jóvenes, los que tienen entre 17 y 19 años, explican los defensores, tienen más posibilidades y más tiempo para navegar por el laborioso proceso de matrícula, pero para los jóvenes de más edad, el tiempo es limitado, ya que la ley federal sólo garantiza su derecho hasta los 21 años.
“Todos los comienzos son duros, pero al final todo va a salir bien, pero no queremos perder tiempo”, dijo el joven de Mauritania a un reportero de City Limits. “No se nos permite trabajar, así que debemos ir a la escuela para informarnos. Si nos dejaran trabajar, esa información podría ayudarnos en el futuro”.
Él citó sus propios conocimientos multilingües como algo que él y muchos otros jóvenes inmigrantes pueden ofrecer al mercado laboral local, si pueden acceder a él.
“Tal vez, Estados Unidos nos necesite algún día”, dijo.
Este artículo ha sido actualizado desde su publicación original para incluir información adicional facilitada por NYCPS.