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Si te parece difícil navegar el sistema escolar de Detroit, imagínate como es cuando nadie habla tu idioma.
Una discusión el martes sobre los obstáculos que enfrentan los estudiantes que hablan español en Detroit dejó en claro que sus padres también se encuentran problemas parecidos.
Los padres que se presentaron en el edificio de Brilliant Detroit quieren apoyar a sus hijos mientras aprenden a leer y hablar en inglés, pero afirmaron que es mucho más difícil hacerlo cuando no se pueden comunicar con las escuelas.
“Uno siente que no tiene valor,” dijo Gloria Vera, hablando de sus interacciones con maestros angloparlantes. “Te sientes que tienes menos oportunidades para hacer preguntas. Yo por ejemplo me da miedo.”
Varias madres confesaron inquietudes sobre los efectos de la ley de lectura de Michigan, que podrá retrasar a estudiantes del tercer grado si su nivel de lectura no es suficientemente alto para el año que viene. Según una investigadora, un 70 por ciento de estudiantes que hablan español en Michigan podrán ser retrasados.
Una madre dijo que quiere apoyar a su hija mientras aprende a leer, pero se preocupaba que su propio nivel de inglés estaba demasiado bajo.
Otra, Delia Barba, sospecha que su hija tiene una discapacidad de aprendizaje, pero afirma que su escuela en el suroeste de Detroit, un barrio mayormente hispanohablante, todavía no la ha examinado.
Barba — como casi todos las madres que asistieron el evento — dijo que las escuelas deben contratar más empleados bilingües.
“No sabemos con quién hablar,” Barba dijo. “No hablan español.”
Chalkbeat, un periódico en linea que se enfoca en las escuelas de Detroit, está recorriendo la ciudad, preguntándoles a padres cuáles asuntos debemos investigar. Esta vez, Chalkbeat fue acompañado por organizaciones centradas en el barrio “Southwest.” Juntos, iniciamos una discusión con docenas de padres, mayormente madres hispanohablantes. Vinieron a la sede de Brilliant Detroit por la mañana, a pesar de un aguacero.
Algunas de las presentes ya habían colaborado con organizaciones locales como Congress of Communities y el Detroit Hispanic Development Corporation para insistir que los líderes del distrito de Detroit expanden acceso para familias que hablan español. Apuntaron que sus preguntas fueron ignorados por administraciones pasadas.
“Los residentes de la comunidad se sienten frustrados en 2018, porque han expresado la necesidad de acceso al idioma en repetidas ocasiones a lo largo de los años y una resolución es continuamente ignorada,” dijo Elizabeth Rojas, una organizadora que también es una madre del distrito. “Sabemos que los estudiantes se van de nuestra ciudad para asistir a los distritos escolares en los suburbios. Si fortalecemos nuestros servicios de idiomas, estamos seguros de que muchas más familias regresarán al distrito.”
En una reunión el mes pasado, el superintendente de escuelas Nikolai Vitti señaló que iba a establecer un “hotline” – linea telefónica – en español y que cada escuela con estudiantes que hablan español iba a contratar a un empleado hispanohablante en la oficina central, entre otras promesas.
Al recibir los resultados de una encuesta en el barrio, los padres ahora se están enfocando en la pregunta de seguridad en las escuelas. Esperan que las escuelas contratarán a más policías bilingües, y que padres que no tienen papeles serán permitidos entrar en las escuelas con una tarjeta de identificación alternativa, por ejemplo un pasaporte mexicano o un ID proporcionado por el mismo distrito.
El martes, los padres reportaron que también hay una falta de servicios bilingües en las escuelas “charter” en el suroeste de Detroit. Angelina Romero, quien llegó con su familia de México en los últimos años, se preocupaba que su hijo del primer grado no está aprendiendo inglés en una escuela “charter,” y que tenía dificultades en comunicarse con su maestra.
“Ojalá que las familias que asistieron este evento se dan cuenta que hay padres en otras escuelas y en otras partes de la ciudad que también quieren más servicios bilingües,” dijo Jametta Lilly, directora del Detroit Parent Network, uno de los anfitriones del evento.
Para Gloria Vera, fue aun más difícil navegar el sistema de educación especializada por la presencia de una barrera lingüística. Su hija recibió un diagnosis de autismo, pero cuando se presentó a la escuela le dijeron que no había suficiente espacio.
“Me dijeron, no puedes matricular tu hija aquí,” dijo Vera.
Le dieron un número de teléfono para llamar, pero Vera dudaba que la ayudara.
“No sabía inglés,” explicó. “Me sentía perdida.”
Encima de la discusión se cernía la ley de lectura del tercer grado. Para estos padres, nunca iba a ser fácil ayudar a sus niños a aprender a leer en un segundo idioma — pero la ley aumentó la presión.
Yesenia Hernandez afirmó que lee a su hija de segundo grado en inglés, pero se preocupaba que su pronunciación no es perfecta.
“Ella está aprendiendo, y yo la estoy confundiendo,” dijo.
Trabajando a lado de cinco madres, Hernandez creó una lista de las maneras en que su escuela podría ayudarle a ayudar a sus hijos. Otros grupos trabajaban en sus propias listas, y cuando compararon los resultados, se notaba muchas semejanzas. Por lo general, los padres querían comunicarse con las escuelas en español, y pidieron recursos — como clases de inglés para adultos — cuyos beneficios se trasladarían a sus hijos. Un grupo apuntó la “sala de padres” de Priest Elementary-Middle School, donde padres que hablan español pueden reunir para compartir información y recursos.
Quieren apoyar a sus hijos mientras aprenden a leer, pero los padres admitieron que sienten inciertos sobre los efectos de la ley del tercer grado, que iniciará el año que viene. ¿Si sus hijos fueron retrasados al tercer grado, cómo serían afectados?
Para Delia Barba, no había problema: “¿Qué pasa si dicen pasa, pasa, pasa, y no sabe cómo leer?” preguntó.
Pero Gloria Vera tenía dudas. En su barrio, aproximadamente 80 por ciento de los estudiantes hablan español en casa. ¿Cuántos iban a ser regresados?
“En esta parte de Detroit, debe haber una solución,” dijo.